Carlos Monzón

Los gritos de Alicia Muñiz se escucharon en todo el vecindario, más aún cuando salió desesperadamente al balcón, suplicando auxilio. Hasta allí la siguió el ex campeón mundial de boxeo, que la había golpeado salvajemente y quería callarla a toda costa. La estranguló hasta dejarla inconsciente, pero no quedó satisfecho; entonces la arrojó al vacío. ¿Por qué? La respuesta parece ser la misma en este y muchos otros casos alrededor del mundo, algunos especialmente escalofriantes en Latinoamérica.

De cara al próximo estreno del especial de O.J. Simpson, en el que A&E desentrañará el costado más oscuro del deportista americano, resulta inevitable recordar el caso emblemático de famosos deportistas que también asesinaron a sus parejas. En cada uno de sus crímenes, la lista de patrones comunes oscila entre el dinero, la fama, el alcohol y las drogas. Sin embargo, un mismo factor se repite incesantemente, una y otra vez: los celos.

El caso del argentino Carlos Monzón no es la excepción. De nada valió que se tirara desde el mismo balcón por el que hacía instantes había arrojado a su mujer, en un intento desesperado por armar una coartada de accidente doméstico. Tras un largo juicio, fue hallado culpable de homicidio simple y condenado a 11 de prisión. En 1995, mientras gozaba del beneficio de la libertad condicional, una tragedia automovilística puso fin a su vida.

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