El enigmático caso de Bella, la mujer sepultada en el tronco de un árbol
Era un olmo que, aunque bajo, tenía un bulbo prominente. Cuando el cuerpo fue descubierto, en abril de 1943, la policía debió ordenar a un leñador que tale su tronco, para poder desprender el cadáver.
El hallazgo se dio en un bosque de Hagley Wood, en Inglaterra, cuando un grupo de jóvenes buscaban huevos. Entonces divisaron el tronco de aquel olmo, que tenía algo blanco en su interior.
Al intentar retirarlo con la ayuda de una rama, vieron horrorizados cómo una calavera caía rodando al suelo. Estaban asustados, habían hallado un cadáver en una propiedad privada a la que accedieron sin permiso.
El miedo pudo y más los muchachos decidieron llamar a la policía. Cuando el perímetro fue revisado, hallaron una mano bastante alejada del árbol. Las autoridades comenzaron entonces a sospechar de algún ritual pagano. Y con razón.
"Hay historias de reuniones de brujas y brujos en el bosque desde la década de 1940 y de que todavía hay aquelarres", señaló John Lund, quien trabajaba por entonces en el Laboratorio de Ciencias Forenses de Westmidland.
Aunque sólo se contaba con restos óseos y algún mechón de pelo, las pericias forenses determinaron que se trataba de una mujer y aún más: había sido asfixiada. Aunque la evidencia no permitió comprobarlo, se especula con que podría haber dado a luz un bebé.
Además, se determinó que fue incrustada en el tronco del árbol estando aún viva, o apenas muerta. Cuando hallaron el cadáver, llevaba allí al menos unos 18meses. Para mayor misterio, hoy no existen registros forenses del caso, ni en la Oficina de Registro Nacional ni en la Universidad de Birmingham.
Joyce M. Coley es autora de un libro que retrata este caso bajo el título "Bella, un asesinato irresoluto", y está absolutamente convencida de que durante muchísimo tiempo se ha intentado despistar a los investigadores.
Si nada se sabía de la víctima, ¿cómo alguien supo que se llamaba Bella? 18 meses después del hallazgo del cuerpo, comenzaron a aparecer algunas pintadas callejeras que decían: "¿Quién puso a Bella en el olmo?".
Desde entonces, diversas vertientes investigativas especularon con que podría haberse tratado del cuerpo de una espía holandesa, durante la Segunda Guerra Mundial, o incluso el de una prostituta que frecuentaba aquella zona.
Lo cierto es que hoy, cuando la tecnología forense permitiría resolver el misterio rápidamente, no existen evidencias, ni restos fósiles para analizar, porque todo, absolutamente todo, parece haber sido tragado por la tierra.
Fuente: bbc.com
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