Las Poquianchis: hermanas asesinas de prostitutas

Guadalajara, México. Para intentar comprender cómo funcionaba la mente perturbada de estas hermanas, acusadas de asesinar al menos a 100 mujeres, es preciso comenzar desde el principio, es decir, la crianza en el seno de un hogar extremadamente católico, con un padre alcohólico, golpeador, y bajo la tutela de un total desamparo.

La menor de estas hermanas llegó a vivir presa varios años, en una celda que su padre improvisó en una habitación. Cuando tuvieron edad suficiente, se fugaron a los barrios populares del centro de la ciudad, en donde subsistieron trabajando con productos textiles. No paso mucho tiempo, hasta que una de ellas se casó con un ladrón llamado Jesús Vargas, con quien abrieron una cantina en los suburbios.

Con el tiempo, trajeron a su negocio muchachas de todas partes de México, especialmente de Guadalajara, jóvenes vulnerables a las que obligaban a prostituirse. Pero eso no era todo: rutinariamente eran sometidas a todo tipo de vejámenes, incluyendo torturas físicas y psicológicas. Incluso eran violadas con objetos punzantes, lo que en muchas ocasiones terminaba matando a las muchachas.

Cuando el negocio comenzó a flaquear, las hermanas se asociaron para abrir dos cantinas, mucho más grandes que la primera, en una zona comercial de importancia. Uno de los locales, al que llamaron Guadalajara de noche, creció abruptamente, gracias a la colaboración de la policía, que recibía grandes tajadas de dinero por la complicidad en el delito de la trata de personas, una práctica que se tornó habitual en las cantinas de las hermanas.

Cuando el negocio se encontraba en plena ebullición, con cantinas funcionando en todo el centro occidente mexicano, el peso del delito se tornó insostenible y la policía terminó allanando todos los burdeles de las hermanas, especialmente uno conocido como Las Poquianchis, en donde diversos enfrentamientos armados entre las hermanas y los oficiales dejaría un tendero de muertos.

Las muchachas rescatadas, en su mayoría famélicas y al borde de la muerte, declararon en contra de las hermanas, que fueron acusadas de asesinar al menos a un centenar de mujeres, aunque se especula con que podrían haber sido 150. Además, se supo que obligaron a abortar a muchas de ellas, operación que en reiteradas oportunidades terminó con la vida de las madres también.

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Fuente: elpensante.com
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