La increíble historia de la vaquera Annie Oakley
La historia de Phoebe Anne Oakley es francamente increíble y constituye un ejemplo de cómo una persona puede sobreponerse a los maltratos, a la pobreza y a las injusticias, para ganarse la vida y convertirse en una de las mejores tiradoras al blanco de todos los tiempos.
La quinta de siete hermanos, Annie tenía solo seis años cuando su padre murió de neumonía. Su madre, al borde la miseria, la envió a trabajar como sirvienta para una familia de la zona, donde recibió todo tipo de maltratos. A los quince años decidió escaparse y volver a su casa. La situación económica había empeorado y estaban a punto de perder la granja en que vivía la familia.
Pero Annie no se dejó derrotar. Aprendió a usar el viejo rifle de su padre y se dedicó a cazar danimales, que luego vendía en restaurantes y hoteles en el norte de Ohio. Tuvo tanto éxito, que a los pocos meses pagó la hipoteca de la casa, al tiempo que ayudaba en la crianza y educación de sus hermanos.
Su habilidad con las armas pronto se hizo conocida, y fue invitada a Cincinnati para participar en un concurso de tiro con el célebre Frank Butler, quien había apostado que nadie en la región disparaba mejor que él. Annie no sólo ganó la competencia, sino que también el corazón del irlandés. Nunca más se separaron.
Juntos comenzaron a dar espectáculos de tiro en pequeños teatros y circos norteamericanos. Hasta que en 1884 conocieron a Buffalo Bill y pasaron a formar parte de su legendario Wild West Show, grandioso espectáculo que recreaba escenas del Viejo Oeste. Annie no tardó en convertirse en la estrella. Una de las hazañas más aplaudidas era cuando disparaba a una manzana puesta en la cabeza de su perro, o cuando partía en dos un naipe en el aire de un solo disparo. Nunca fallaba. La compañía se presentaba con gran éxito en Estados Unidos y Europa.
La vida de Annie Oakley fue un notable ejemplo de una mujer que supo valerse por sí misma y destacarse en un mundo reservado para hombres. Terminó sus días instalada en Cambridge, escribiendo artículos para revistas deportivas y entrenando a mujeres en el manejo de armas de fuego. Murió el 3 de noviembre de 1926, a los 66 años de edad. Frank Butler lo hizo 18 días después. Como siempre, quiso acompañar a su “chica de oro del oeste americano”.
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Fuente: http://www.revistamujer.cl
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