Lo contrataron para matar a Pablo Escobar, pero delató al Cártel de Cali
El ex informante de la DEA vive oculto hace 22 años.
La historia de Pablo Escobar y el narcotráfico en Colombia en los años 80 y 90, sigue sorprendiendo a propios y extraños. Un capítulo poco conocido de esta historia tiene como protagonista a un hombre que hoy vive oculto y protegido en los Estados Unidos.
En 1984, Pablo Escobar, líder del Cártel de Medellín, había mandado a matar a Rodrigo Lara Bonilla, el entonces Ministro de Justicia. Lara Bonilla había sido amigo y compañero de colegio de Jorge Salcedo, un militar que, como miembro del Ejército de Colombia, desempeñaba labores de inteligencia para combatir a las guerrillas del M-19.
El Cártel de Cali, que era liderado por los hermanos Rodríguez Orejuela, aprovechó la oportunidad y mandó a llamar a Salcedo para pedirle que trabajara para ellos y les ayudara terminar con Pablo Escobar, su gran rival. Así comenzó la relación de Salcedo con el Cártel de Cali.
De inmediato comenzó a trabajar para ellos utilizando sus conocimientos en visión nocturna, detectores de calor y GPS, que, en aquel entonces, estaba solamente en manos de los militares. El plan para matar a Escobar consistía en un operativo para sorprenderlo en su famosa hacienda Nápoles, el día en que el capo celebraría la victoria de su equipo de fútbol en la Copa Libertadores de 1989.
El plan se puso en marcha, pero fue abortado cuando uno de los dos helicópteros que volaban hacia la hacienda se estrelló misteriosamente. Las estrategias continuaron hasta que Escobar fue asesinado el 2 de diciembre de 1993.
Salcedo entonces intentó desligarse del Cártel de Cali, pero no lo logró y se le dio una nueva tarea: vigilar a políticos y otros personajes influyentes de la vida pública que pudieran afectar o favorecer los intereses del clan. Por sus servicios, a “McGyver” (así le decían a Salcedo), le pagaban la irrisoria cantidad de 1.000 dólares mensuales, una miseria, considerando los millones que el Cártel ganaba a diario.
Salcedo fue contactado por la DEA y le ofrecieron una jugosa recompensa a cambio de ser su informante: 1.665.000 dólares, además de ingresar al programa de protección de testigos de Estados Unidos. La información que brindó Salcedo permitió el esclarecimiento de varios asesinatos y la confiscación de materiales para la fabricación de bombas y explosivos.
El Cártel comenzó a sospechar que tenía un traidor entre sus filas, pero antes de que pudieran descubrir quién era, Salcedo delató el paradero de Miguel Rodríguez Orejuela a la DEA. Cuando el capo fue capturado, su hijo descubrió quién era el informante y buscó a Salcedo para matarlo. Sin embargo, la DEA cumplió su palabra: lo sacó de Colombia, le dio otra identidad y lo ubicó en una dirección desconocida en Estados Unidos en donde, hasta el día de hoy, Jorge Salcedo permanece oculto.
Fuente: infobae.com
Imágenes: istockphoto.com